Cuentos Sufi y otros



El espejo de las relaciones
Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad.

El visitante dijo:

-Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste. ¿Puede decirme cómo son las personas aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –dijo el maestro sufí.
-¡Oh!, eran salteadores, estafadores y embusteros.
-¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.
El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al maestro sufí y le dijo:
-Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –volvió a responder el maestro.
-¡Oh!, eran las personas más amables, dulces compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar muchísimo!
-Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí –dijo el maestro.


EL SACO DE PLUMAS
Cuento Sufi


Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo y todo por la envidia que le tuvo, al ver el éxito que había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
- Quiero reparar todo el daño que le hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?
El sabio le respondió:
- Muy sencillo: Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una a una por donde vayas.
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas.
Volvió donde el sabio y le dijo:
- Ya he terminado.
El sabio le contestó:
- Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas.
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna. Al volver, el hombre sabio le dijo:
- Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, asimismo el mal que le hiciste a tu amigo voló de boca en boca y el daño ya está hecho.
Lo único que puedes hacer es pedirle perdón, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.


El espejo de las relaciones
Cuento Sufi
Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad.
El visitante dijo:
-Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste. ¿Puede decirme cómo son las personas aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –dijo el maestro sufí.
-¡Oh!, eran salteadores, estafadores y embusteros.
-¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.
El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al maestro sufí y le dijo:
-Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –volvió a responder el maestro.
-¡Oh!, eran las personas más amables, dulces compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar muchísimo!
-Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí –dijo el maestro.


La decisión está en tus manos
Cuento Sufi


Hace más de dos mil años, había en una ciudad dos escuelas de enseñanza, dirigidas por dos sabios de renombre: Hilel y Shamai. Ambas eran exigentes y prestigiosas, y sus alumnos eran considerados por todos como una élite muy distinguida. El problema que es que había entre ambas escuelas un notable antagonismo y sus alumnos, a cada oportunidad que se presentaba, hacían todo lo posible por desprestigiar a los otros. Un día los alumnos de Shamai pensaron que un nuevo modo de desacreditar a los de la otra escuela. El objetivo era humillar al sabio Hilel e idearon para ello una sencilla estratagema. Pensaron cazar una mariposa y que uno de ellos la llevara viva en la mano a la casa de Hilel para preguntarle si la mariposa, oculta dentro de las manos, estaba viva o muerta. Si el sabio respondía que estaba viva, entonces el chico apretaría levemente el puño y demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta, abriría las manos y la dejarían volar, demostrando así que estaba viva.
El plan parecía perfecto, así que se decidieron a llevarlo a cabo. Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamai la tomó en sus manos, se acercaron a la casa de Hilel, golpearon a su puerta y el sabio les preguntó: “¿Qué os trae por aquí?”. Los alumnos respondieron: “Queremos saber cuán sabio es usted”. Hilel les dijo: " ¿Y cómo lo comprobaréis?”.” Le haremos una pregunta”. “Adelante”, contestó el sabio.

“Esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?”. Hilel les miró despacio, adivinó el truco y respondió: “La decisión está en tus manos”.

Esta pequeña anécdota puede servir para reflexionar sobre el riesgo que todos tenemos de querer transformar la realidad según el propio interés de cada momento.


Cuento oriental recogido por Anthony de mello que muestra los efectos de olvidad que el mundo es una construcción humana.
"Alguna vez un brahamán manfó amarrar a una columna del templo, un gato que andaba molestando durante el servicio religioso. A la siguiente semana volvieron los discípulos a amarrar el gato precautelativamente; así lo siguieron haciendo inclusive después que murió el brahamán.  Cuando murió el gato compraron otro para amarrarlo a la susodicha columna y a la muerte de éste, compraron otro y otro.  Finalmente los doctos señores comenzaron a escribir imponentes tratados sobre la importancia litúrgica de amarrar un gato a una de las columnas del templo."
Ojalá nuestros actos y sus razones permanezcan  en contacto para que la cultura no se convierta, como en e caso del pobre gato amarrado, en un cúmulo de prácticas vacías y sin sentido.

CUANDO YA NO ESTÉ  
(Anónimo) 
A veces me invade la nostalgia al pasar por mi mente la idea de... "Cuando ya no esté..."  Sé que dejaré una añoranza a quienes me conocieron.
 ¡Si uno pudiera elegir irse o quedarse...! Pero desde que nacemos es lo más seguro que tenemos; nuestra partida. Por eso tenemos el deber de disfrutar mientras nuestros ojos permanezcan abiertos. Sabemos que partiremos en el momento que menos lo esperemos. ¡Si fuésemos eternos...!
Sólo quiero que me recuerden con mucha alegría, no quiero que me llenen de flores sino de rosas rojas con pétalos grandes, que las esparzan por todo mi cuerpo.  No quiero coronas; sólo ramos de rosas y que haya tanta alegría que se oiga la música y las risas en vez de rezos.  Que el ritmo no pare; que canten en coro para que el sonido se escuche como si fuesen pájaros. Si no va hacer así, entonces no quiero permanecer ese tiempo ahí, frío, escuchando llantos, y lamentos.
He conocido la felicidad, la he tenido tan cerca que he podido ver su cara enfrente de la mía. Es tan sencillo ser feliz que me llevaré esos momentos míos y que permanecerán conmigo por siempre.  Estoy tan agradecido con todos, que sé que cuando ya no esté; me recordarán como un ángel que se fue para estar en el firmamento y brillaré con tanta luz, que me convertiré en una estrella fugaz que permanecerá por siempre resplandeciente.
Cuando ya no esté; el mundo continuará, pero sin mí ya no será igual.  Se apagará una vela y otra se encenderá, y sólo me quedará decir: ¡Qué bello fue el mundo porque yo estuve allí.  Agradeceré a Dios por la oportunidad que me brindó y como regalo le llevaré mi canto y mi alegría para levantarle el ánimo cuando mis hermanos no cumplan con su cometido que es simplemente vivir con alegría y sencillez.   ¡Qué bella es la vida y qué hermoso es el amor!
Cuando ya no esté; me iré sabiendo que la vida es bella, que luego de haber estado con mis seres queridos, me convertiré en una bola de fuego que subirá hasta el cielo y se esparcirá como el viento sin temor a lo desconocido y estaré tan feliz de estar en todas partes, que lograré alcanzar la felicidad eterna.


Y Dios habló
En una ocasión un hombre hablaba con Dios y le reclamaba diciendo:
"Señor si tú eres creador de todas las cosas maravillosas del mundo, ¿por qué permites tantas injusticias, tanta hambre, tantas guerras?
Por qué no envías a alguien para que intervenga y pueda servir como agente de cambio, para hacer de este mundo un mundo mejor?"
Dios mirándolo fijamente a los ojos y con voz paternal y dulce le dijo:
"Si he tenido en cuenta todo lo que tu me reclamas hijo... por ello es que te envié a ti..."


UN MENSAJE POR GEORGE CARLIN

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras mas anchas y puntos de vista mas estrechos. Gastamos mas pero tenemos menos, compramos mas pero disfrutamos menos. Tenemos casas mas grandes y familias mas chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos mas grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, mas expertos pero mas problemas, mejor medicina pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reimos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos mas pero aprendemos menos. Planeamos mas pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor informacion y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay dos ingresos pero mas divorcios, casas mas lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tu puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.

Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aqui siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus mas preciadas ideas.

Y siempre recuerda:
La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.

 
http://nuevavisiondevida.wordpress.com/2010/09/18/un-mensaje-por-george-carlin/